14 may ‘Deja que yo te busque’: El cielo de China se pintó de rojo; te contamos las causas

El sábado 7 de mayo, habitantes de Zhoushan reportaron anomalías en el color del cielo.

El cielo de Zhoushan, una ciudad localizada en China, cerca de Shanghái, se pinto de un color rojo sangre el pasado sábado, lo que causó terror a los habitantes de la localidad.

El fenómeno, que se convirtió en tendencia dentro de la red social más popular de China, Weibo, generó una serie de comentarios por parte de los pobladores asegurando que era parte del apocalipsis, e incluso, señalaron que era una señal de lo que está por venir.

“El cielo en Zhoushan, provincia de Zhejiang, se volvió rojo sangre. ¿Hay un milagro en el cielo?” escribió uno de los habitantes de la ciudad a través de Twitter.

Y es que, de acuerdo con medios locales, el sábado 7 de mayo, el clima parecía estar nublado, con niebla y comenzaba a llover en Zhoushan al momento en el que el cielo comenzó a teñirse de rojo.

Más tarde, las autoridades explicaron que este fenómeno pudo haber sido provocado debido a el reflejo de la luz de algunos barcos que se encontraban en el puerto hacia las nubes bajas.

“Cuando las condiciones climáticas son buenas, más agua en la atmósfera forma aerosol que refracta y dispersa la luz de los barcos de pesca y crea el cielo rojo”, explicó la Oficina Meteorológica de Zhoushan de acuerdo con medios locales.

Algunos de los usuarios de redes sociales tomaron como referencia un cielo rojo que apareció durante 9 días en distintos países durante 1770; sin embargo, fue hasta 2017 cuando un grupo de científicos japoneses afirmaron en un artículo académico que la causa fue una actividad solar masiva.

No obstante, un experto del equipo de investigación de física espacial de la Universidad de Geociencias de China en Wuhan dijo a un medio local que la actividad solar y geomagnética del sábado estuvo en calma y no hubo anomalías significativas, por lo que descartó la posibilidad de que una actividad solar fuera el origen de lo sucedido en Zhoushan.

Fuente: El Financiero