LATAM

Los «cientos de miles» de vacunados de China: diplomáticos, mineros, azafatas, empleados de Huawei…

De las ocho vacunas contra la Covid-19 que se encuentran en fase 3 en todo el mundo, cuatro las están fabricando compañías del gigante asiático. Tres de ellas iniciaron un «plan de emergencia» para empezar a usarlas en la población civil.

Después de trabajar como enfermera en los Arcas de Noé, los improvisados hospitales que se levantaron en Wuhan para dar cobijo a los pacientes leves de la Covid-19, la joven Jin Guanping fue la primera mujer en el mundo que participó en un ensayo clínico de la vacuna contra el coronavirus. Fue el 20 de marzo, también en Wuhan. Dos días antes, la general y epidemióloga Chen Wei, que lidera el equipo de investigadores del Instituto de Biotecnología de la Academia de Ciencias Médicas Militares de China, anunció que habían desarrollado con éxito una vacuna y que iban a empezar los ensayos clínicos en humanos.

Jin formaba parte de las 108 personas reclutadas para la primera fase de los ensayos. «Mi temperatura corporal es de 36,2. Excepto por el enrojecimiento y picazón en el área de inoculación, no tengo molestias en el cuerpo«, escribió Jin en un diario online que hizo desde un hotel reconvertido en sala de pruebas donde los voluntarios eran monitorizados las 24 horas. Allí también estaba Ren Chao, que trabaja en el departamento de Seguridad de la Universidad de Wuhan. Y el voluntario Zhu Aobing, un ex soldado del ejército. Ellos fueron las primeras cobayas humanas de la vacuna china.

Más de tres meses después, finalizados los ensayos de la fase 1 y la fase 2, los militares chinos, que han desarrollado su vacuna recombinante (vector de adenovirus tipo cinco: Ad5-nCoV) en colaboración con la empresa CanSino Biologics,anunciaron que iban a empezar a inyectar a los soldados la vacuna. «Los resultados indican que el Ad5-nCoV tiene el potencial de prevenir enfermedades causadas por el SARS-CoV-2», explicaron en un comunicado.

Hubo que esperar hasta finales de julio para conocer cuál era realmente la situación de las candidatas a vacunas chinas. De las ocho que se encuentran en fase 3 en todo el mundo, cuatro las están fabricando compañías del gigante asiático. Pero la sorpresa fue cuando desde Pekín anunciaron que se había puesto en marcha un «plan de emergencia» para empezar a usar en la población civil tres de estas vacunas, pese a no tener la aprobación de los reguladores internacionales. Se iban a poner a disposición de los llamados «grupos de alto riesgo»: trabajadores de la salud, diplomáticos, algunos empleados de empresas públicas y personas que trabajen en el extranjero.

«Cientos de miles de chinos han recibido dos vacunas experimentales bajo un esquema de emergencia sin un solo caso de infección ni ningún efecto adverso», explicó este lunes Zhou Song, secretario de la comisión de inspección disciplinaria del Grupo Nacional de Biotecnología de China (CNBG), cuya compañía matriz, Sinopharm, cuenta con dos vacunas en fase 3 que incluso ya se están probando en ensayos en otros países como Emiratos Árabes Unidos, Jordania, Perú y Argentina.

Los primeros que se inyectaron esta vacuna fueron 180 altos ejecutivos y funcionarios de Sinopharm. Esta empresa, que trabaja junto al Instituto de Virología de Wuhan, ya confirmó a mediados de agosto que su vacuna estaría lista para la comercialización antes de final de año y que el tratamiento costaría menos de 1.000 yuanes (120 euros). «Según los resultados de experimentos con animales, los resultados de las investigaciones por fases y otras vacunas que utilizan tecnología similar, no hay duda de que la inmunidad puede durar de uno a tres años«, dijo el portavoz, Zhou Song.

«La vacuna también ha cubierto las mutaciones conocidas actuales del coronavirus que causa la Covid-19. De hecho, hay varios subtipos de virus que están mutando, pero su secuencia genética principal y el nivel de proteína no han cambiado fundamentalmente. La vacuna inactivada no tendrá ningún problema para hacer frente a estos virus mutados en los próximos años», sentenció Zhou. Desde el Grupo Nacional de Biotecnología, que han construido dos instalaciones en Pekín y en Wuhan para producir las vacunas, aseguran que la capacidad de producción anual de más de 220 millones de dosis aumentará a entre 800 millones y 1.000 millones cuando se amplíen sus instalaciones estos meses.

La otra vacuna china aprobada para su «uso de emergencia» la ha desarrollado la compañía farmacéutica Sinovac, con sede en Pekín, que anunció el pasado fin de semana que casi todos sus empleados, más de 3.000, y sus familias, ya se habían vacunado. «No se han observado reacciones adversas graves en los ensayos clínicos, lo que indica que la vacuna es segura. Las reacciones observadas fueron principalmente dolor en el lugar de la inyección, seguido de fatiga, debilidad e hinchazón, pero todos los dolores fueron transitorios. Sólo unos pocos tienen fiebre y reacciones alérgicas», explicó Liu Peicheng, portavoz de la compañía. Sinovac también ha llevado sus ensayos fuera de las fronteras chinas, hasta Brasil e Indonesia.

Cuáles son los grupos vacunados

Por ahora, esa es toda la información oficial. Pero la explicación de que hay «cientos de miles de chinos vacunados», ha sorprendido al mundo por las proporciones, aunque hablamos de un país con más de 1.400 millones de habitantes. La pregunta clave es quiénes han sido exactamente los grupos vacunados.

Por ejemplo, un funcionario del Ministerio de Exteriores de China explica a EL MUNDO que muchos de sus compañeros han recibido ya la vacuna de Sinovac. «Por ahora es sólo algo voluntario, para aquellos funcionarios cuyo trabajo les obligue a estar viajando constantemente«, añade. Desde la compañía farmacéutica reconocen a este periódico que su candidata a vacuna también la han recibido los más de 1.000 comerciantes del mercado mayorista de alimentos de Xinfadi, en Pekín, que fue el epicentro del último brote importante en la capital en junio. «Y los siguientes serán seguramente los repartidores a domicilio», aseguran.

Otro grupo que está siendo vacunado por Sinovac, según reveló la Administración de Aviación Civil de China, son algunos trabajadores de la industria de la aviación: empleados de las aerolíneas chinas, de los aeropuertos y del Grupo Nacional de Combustible de Aviación.

«La vacunación para estos grupos es en respuesta a una posible segunda ola de infecciones que estallará en otoño e invierno, y a la enorme presión que enfrenta nuestro trabajo para prevenir casos importados mientras los países occidentales reabren a pesar de la pandemia», decía un comunicado de la Administración de Aviación. También, según confirman a este periódico desde el gigante de las telecomunicaciones Huawei, las vacunas de Sinopharm han sido ofrecidas a sus empleados y se empezarán a distribuir

«para los trabajadores voluntarios que estén en constante movimiento por su puesto y deseen recibirla».

Para intentar descifrar más grupos vacunados, hay que retroceder a un suceso curioso que ocurrió el pasado 21 de agosto. Estaba previsto que un avión con 150 mineros chinos aterrizara en Port Moresby, la capital de Papúa Nueva Guinea, una de las naciones más pobres del Pacífico. Con la pandemia aparentemente controlada en China, los mineros regresaban al estado insular para seguir su trabajo en una mina de níquel de la compañía Ramu NiCo, propiedad de China Metallurgical Group Corporation (MCC), con sede en Pekín. Sin embargo, el avión nunca llegó al país porque las autoridades de la isla dijeron que a los mineros chinos les habían inyectado una de las candidatas a vacuna contra el coronavirus.

La empresa china había anunciado al Departamento Nacional de Salud de Papúa Nueva Guinea que 48 mineros podrían dar falsos positivos en las pruebas PCR porque habían recibido la vacuna y estaban inmunizados. Un documento de la compañía china señalaba que sus empleados «fueron inoculados con la vacuna contra el SARS-COV-2» el 10 de agosto.

«Si dan positivo es por la reacción normal de la vacunación y no debido a la infección», explicaban. En respuesta, las autoridades del estado insular bloquearon el vuelo y pidieron una «aclaración inmediata» a Pekín porque la nación del Pacífico «no reconoce actualmente una vacuna para el coronavirus y no lo hará hasta que los reguladores nacionales y la Organización Mundial de la Salud hayan dado su aprobación».

Mientras, en el país asiático, los que siguen recibiendo cada semana las vacunas experimentales, en este caso las de CanSino y la Academia de Ciencias Médicas Militares, son los soldados chinos. «Los que más necesitan la vacuna son las tropas en misiones de mantenimiento de la paz en otros países y en regiones donde la Covid-19 aún no se ha controlado», dijo hace unos días en una entrevista en la televisión pública Yu Xuefeng, presidente de CanSino Biologics.

Su vacuna recombinante, según la general Chen Wei, puede tener una producción anual de 300 millones de dosis. «Los datos actuales muestran una probabilidad de mutación muy baja del gen que el equipo seleccionó del virus para fabricar la vacuna. Hasta ahora, la vacuna recombinante puede cubrir por completo todas las mutaciones del nuevo coronavirus», aseguro la general. «Incluso si el gen elegido muta, debilitando el efecto protector de la vacuna, la actual aún se puede usar para lograr la inmunidad básica, y China puede desarrollar rápidamente una vacuna dirigida específicamente a la mutación para mejorar el efecto de inmunidad. Es como una actualización y un parche para el software«, continuó.

Los resultados de esta vacuna en sus primeras fases fueron revisados por Richard Horton, editor en jefe de la revista The Lancet, que aseguró que era «segura, bien tolerada e inducía una rápida respuesta inmune«. Una declaración que fue ampliamente compartida y celebrada por los medios de propaganda del Partido Comunista Chino. Pero aún, pese a los experimentos de China con cientos de miles de sus ciudadanos, no hay vacuna que haya pasado los ensayos finales a gran escala que demuestren si realmente es eficaz para proteger al mundo del coronavirus.

Fuente: El Mundo

No Comments

Sorry, the comment form is closed at this time.